las roccosas
la calle está húmeda de niebla
y en la esquina una rubia platinada
lleva la noche en sus medias de seda
y el recuerdo del último hombre en el fuego de la boca
sopla breve el viento que arrastra una hoja sucia de periódico,
en la fotografía se ve a un cadáver perforado de plomo
mientras el barbero señala el espejo hecho añicos
y una mancha de sangre que es una araña en el borde de la navaja
las luces de las farolas no alcanzan al borracho
abrazado a su sueño de whisky barato
contra los cubos de basura del callejón negro
sólo un gato enfermo mira las suelas agujereadas de los zapatos
y salta a una ventana para perderse sobre una alfombra malva
hace frío y la rubia enciende un cigarrillo
frotando una cerilla contra los altos tacones verdes
a lo lejos la sirena de un barco trasnochado y una
trompeta que suena a bix beiderbeke o maynard ferguson
entonces aparece el largo coche blanco
y una mano que lleva tres anillos pesados como el hastío
mueve dos dedos hacia el escote abierto
con un gesto que parece llamar al diablo a tomar una copa
la rubia sube y deposita su lengua en la oreja del hombre
el coche se pierde calle abajo como un recuerdo repetido
y rocco lo mira desde una ciudad lejana con el papel en la
máquina y sinatra y nueva york y la vida que pasa
gueri/Barcelona!84
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